¿Cuántas cosas haríamos sin miedo al errar? ¿Cuántas cosas haríamos si estuviésemos solos con esa persona que nos gusta pero que hay algo que lo impide? ¿Cuántas cosas diríamos sin ese miedo al qué dirán? ¿Cuántas veces nos las jugaríamos sin ese miedo al fracaso? ¿Cuántas cosas haríamos y diríamos menos? ¿De cuántas cosas más estaríamos más seguros y con menos dudas sin ese miedo al qué vendrá?
Si hay algo que ha nacido y que nunca se irá en una sociedad, es el miedo. Algunas personas tienen miedo a mayores cosas con mayor importancia, otras a menos cosas con menos importancia, otras ambas, pero nunca nadie no podrá tener miedo. Es algo que ha existido antes, existe ahora y va a existir siempre.
Tengo miedo a tener miedo, tengo miedo a jugármela y tropezar siempre con la misma piedra. Tengo miedo a tener miedo, tropezarme y no poder levantarme. Tengo miedo a cosas estúpidas no tan estúpidas. Tengo miedo a encontrarme con gente estúpida. Tengo miedo a no tenerle miedo, sólo a veces.
¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Qué? ¿Para qué?
Nos preguntamos tantas cosas y les tememos a las respuestas. Vivimos pensando y no pensamos en vivir. Vivimos preguntándonos cosas y esperando a que las respuestas aparezcan por esas casualidades de la vida, y la verdad es que, para mí, todo lo que quieras conseguir lo tenés que buscar; y si algo cuesta más que de costumbre es porque realmente vale la pena, las cosas fáciles de la vida, son tan fáciles de entrar como de salir. Hay que lucharla, para aprender a vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario